En diciembre del año 2009, pude entrevistar a un superviviente  del genocidio armenio en Barcelona.

A través de su hijo que es amigo nuestro  Vili Mirakyan, a pesar de no hablar el armenio ni entenderlo, mantiene su apellido acabado en Yan, y con orgullo reconoce que es armenio.
Suren Mirakyan nacido, 1909 en Esmirna (Izmir) actual Turquía. De origen armenio y nacionalidad turca vivió una de las épocas mas duras sangrientas y difíciles dentro de la historia de armenia.

Fotografía de Andreu Fernández
Fotografía de Andreu Fernández

Sarkis: Que me puede contar sobre el genocidio, que recuerdos tiene?

Suren: Son muchos años, muchos es difícil de recordar todo, además con la edad que tengo y últimamente no me siento bien de salud, tengo mareos constantemente, Yo he nacido en Izmir, esta ciudad pertenecía a Grecia pero allí vivían, armenios, griegos, judíos y turcos lo que era una ciudad multicultural. Hasta que un día Ataturk levanto su ejercito y destruyo todo, y se lo quedo invadió Izmir.

Sarkis: Que papel tenían los armenios en la sociedad, que cargos desarrollaban, que clase social tenían?
Suren: Les trataban muy mal, tenían categoría de segunda classe, la mayoría obreros. Yo era un niño tampoco recuerdo con exactitud

Sarkis: ¿Habían escuelas, Iglesias, centros culturales armenios?

Suren: En las escuelas estaba prohibido hablar el armenio, el armenio lo estudiábamos en los sótanos de las casas para que nadie no nos pudiera escuchar ni ver, estaba prohibido. Teníamos una Iglesia allí iba con mi mama a rezar, y cuando entro el ejercito, empezaron a sacarnos de las casas, entraron a mi casa Vamos||vamos! fuera todos a la calle, nos fuimos a esconder dentro de la Iglesia y el sacerdote había cerrado las puertas y estábamos todos dentro cantando y a la vez rezando rompieron la puerta asesinaron al sacerdote y a nosotros nos echaron fuera, nos a los varones de 14 a 16 años se los llevaban, y decían que los llevaban al ejercito.

Sarkis: Cuando les echaron de sus casa donde ibais, donde dormías?.

Suren: Dormíamos en la calle sin techo, teníamos un poco de dinero compramos pan para poder sobrevivir, a mi padre le llevaron a trabajar, a mis primos les mataron.
En el puerto habían barcos grandes, creo que eran barcos de comerciantes europeos, yo y mi madre nos subimos a un barco Norte americano y nos salvamos hacia Grecia. Allí estuvimos un año viviendo en un centro de refugiados.
Después de 20 años me marche a Argentina allí me case, y tuve a mis hijos y el destino me trajo a España.

Uno de los episodios más oscuros de lo que algunos denominan controvertidamente “el genocidio griego” fue la quema de Esmirna, que sucedió poco después.

“Fue el golpe más grande que ha sufrido el helenismo y uno de los más grandes para el cristianismo”, le dice a BBC Mundo Vasilios Meichanetsidis, coautor del libro “The Genocide of the Ottoman Greeks” (El genocidio de los otomanos griegos), un análisis sobre la “campaña de exterminio” de los cristianos de Asia Menor “patrocinada por el Estado”.

Meichanetsidis asegura que la quema de Esmirna fue un golpe incluso más potente que la caída de Constantinopla, porque con ella “el helenismo y el cristianismo fueron exterminados” del Imperio Otomano “por completo y para siempre”.

El incendio comenzó la tarde del 13 de septiembre, -cuatro días después de que el ejército de Atatürk entrara en Esmirna tras el retiro de las tropas griegas-, en el barrio armenio de la ciudad (que ahora se le llama Basmane) y se extendió rápidamente debido al fuerte viento que soplaba aquel día.

Además, según los historiadores, las autoridades hicieron muy pocos esfuerzos para apagar las feroces llamas.

Al día siguiente del inicio del incendio, miles de refugiados se agolparon en el muelle del paseo marítimo de Esmirna buscando refugio en una ciudad que estaba en llamas.

Según los historiadores, el calor del fuego era tan intenso que a muchos les preocupaba que los refugiados murieran.

“Durante toda la mañana se pudo ver el resplandor y luego las llamas de la ardiente Esmirna”, relata el teniente estadounidense Aaron Stanton Merrill en el libro “Fires of Hatred” (Fuegos de odio) de Norman Naimark.

“Llegamos aproximadamente una hora antes del amanecer y la escena era indescriptible. La ciudad entera estaba en llamas (…) Miles de refugiados sin hogar iban y venían en el muelle abrasador, presos del pánico hasta el punto de la locura. Era doloroso escuchar los gritos desgarradores de las mujeres y los niños”.

El incendio duró nueve días y destruyó completamente los barrios habitados por griegos y armenios; el sector musulmán y el judío no sufrieron daños.

Existen diferentes relatos e informes que difieren sobre quiénes fueron los responsables del incendio.

Pero hoy, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que los soldados turcos prendieron fuego a hogares y negocios griegos y armenios. Algunas fuentes proturcas sostienen que fueron los griegos y armenios que prendieron fuego en sus propios barrios para dañar la reputación turca.